Cuando el gobierno nacional decidió hacerse cargo de las transmisiones de fútbol, millones de argentinos caímos en la cuenta de como funciona un monopolio. Asistimos sorprendidos a la caída de un imperio que se había adueñado de la alegría de los que amamos este noble deporte. Sus empleados, los periodistas deportivos, salieron "con los tapones de punta" a defender lo indefendible. Pero como la medida contaba con la simpatía de la mayoría de la población, pronto se resignaron. La rescisión del contrato significaba para el grupo Clarín, dueño del paquete, la pérdida del treinta por ciento de su producción. Clarín se encontraba al borde de un ataque de nervios.
Cuando la semana pasada la presidenta envió al Congreso Nacional el anteproyecto de la Ley de Medios Audiovisuales, el grupo estalló en ira. El "gran diario argentino" se transformó en un pasquín destituyente que da asco leer. Un ejército de "opositores" llenan las pantallas de TV denunciando la "ley K de control de medios", una ley que fue calificada por el Relator de Libertad de Expresión de la ONU como "un ejemplo para la humanidad". Ley discutida en más de veinte foros desarrollados en todo el país de los cuales surgieron los “21 puntos de la iniciativa ciudadana por una ley de radiodifusión de la democracia”. Ley, en fin, que, seguramente perfectible, viene a reemplazar nada más, ni nada menos, que a la Ley de Radiodifusión de la Dictadura más sangrienta de nuestra historia. ¿Hace falta otro argumento para votar con las dos manos iniciativa semejante? Para la gente honesta seguro que no. Para estos mercenarios que solo defienden los intereses del patrón de turno parece que nada los convence. No hay en el anteproyecto un solo párrafo que pueda interpretarse como de ataque a la libertad de prensa, sin embargo estos personajes repiten hasta el cansancio esas mentiras. El establishment se agrupa para defender los intereses del "libre mercado". La batalla ideológica está planteada desde el conflicto del "campo". Si algún "opositor de izquierda" aún no se avivó...
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